martes, 19 de junio de 2007

Al riiiiiiiiiiiico café

La tarde es dura, vieja y calurosa.
En la estación el aire resecado por los refrijeradores hace más de dos horas que me ha provocado una tortículis cerebral... y claro está, así no se puede hacer nada de nada (ni despistar en condiciones... deberíais ver los xurrodiseños que llevo esta tarde).
(...)
El tirorí del reloj no deja de sonar interrumpiendo constantemente el hilo de mis agusanados pensamientos... ais... Vas al lavabo a refrescarte las sienes y te encuentras sumerjida en la humedad humana de la ciudad (ese sabor que se ve, entre salado y dulce, que se toca con la piel virgen bajo las uñas, que se prueba al respirar). Automáticamente sudas y sumas más y más humedad en un bucle sinfín de paisaje retroalimentado con la substancia del verano.
(...)
Los minutos avanzan con parsimonia, lenta y perezosa propia de las 17:44 de una tarde soleada de mediados de junio... Cuando me distraigo ni tan siquiera soy capaz de pensar. Imágenes licuadas de tonos cenagosos....
Es como sumergirse en una sopa espesa y tibia, siempre esperando encontrar un fideo o un macarrón al que agarrarse para subir a la superfície...

Visto lo visto hago acopio de energía (o de chispitas..., vaya) y me dirijo hacia la máquina del café guada por el olor amargo (y un poco nauseabundo, la verdad) que promete una inyección de acción instantánea...
...
... mira que llega a estar lejos la bicha...
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mira que llega a ser complicado el asunto... ¿palancas? pero qué me estás contando! (frase épica de Erica, desde aquí un saludo! y que te mejores ;))...
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(...) --> pasa el ratillo
UOOOOOOOOOOOOo!!!!!!!
pero qué gran momento!!!!!!!!!

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